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Agustín de Iturbide, un realista inexpugnable

  • Foto del escritor: Jesús Arroyo Cruz
    Jesús Arroyo Cruz
  • hace 5 días
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: hace 1 hora

Hablar de Agustín de Iturbide implica enfrentarse a una figura históricamente escurridiza. Para algunos, símbolo de la independencia; para otros, emblema del oportunismo. Pero antes de convertirse en emperador, fue un realista inquebrantable que combatió a sangre y fuego toda idea insurgente en el Bajío. En la obra Agustín de Iturbide en Celaya y el Bajío, publicada por La Atenas de América, se concentra en ese periodo menos mitificado y más complejo, cuando Iturbide actuaba como el brazo fuerte del virreinato frente a los focos rebeldes en Guanajuato y Michoacán.


Este estudio rigurosamente documentado se detiene en la trayectoria del joven militar desde 1810 hasta 1816, mostrando su papel en la consolidación de las posiciones realistas en Celaya, Salvatierra, Acámbaro y otros puntos clave. La obra examina cómo las fidelidades políticas de Iturbide se construyeron en el contexto inmediato de la guerra, donde los compromisos ideológicos muchas veces eran subordinados a las dinámicas locales del poder y del control militar.


El comandante de Armas de la Provincia de Guanajuato

La figura de Iturbide aparece aquí como la de un comandante astuto, disciplinado, con fuerte sentido de jerarquía y con eficacia administrativa en la región de Celaya. A diferencia de los líderes insurgentes, que muchas veces actuaban en la clandestinidad y con pocos recursos, Iturbide contaba con respaldo institucional, acceso a recursos logísticos y personal militar entrenado. Esto le permitió organizar la defensa del virreinato en puntos clave del Bajío, una región de alta actividad rebelde y relevancia estratégica.


Según los documentos analizados, el joven comandante mantenía una relación directa con el virrey y con la cadena de mando peninsular, articulando campañas de pacificación en el ámbito rural con castigos ejemplares y medidas de control civil.


Guerra, disciplina y castigo

Los numerosos testimonios y partes militares evidencian una estrategia implacable con incursiones relámpago contra pueblos sospechosos de colaborar con los insurgentes, confiscación de bienes, ejecuciones públicas y reordenamiento de los espacios urbanos para mantener la hegemonía realista. La imagen de Iturbide como defensor de la legalidad virreinal está profundamente enraizada en estos actos. Era un defensor del orden monárquico, no de la Independencia.


No hay rastros en esta etapa de una simpatía hacia la causa insurgente. Al contrario, el Iturbide de estos años es un perseguidor de rebeldes, un soldado del rey, comprometido con la defensa de la monarquía española. Esto vuelve aún más complejo el giro posterior de su vida, cuando será él mismo quien pacte con insurgentes y proclame la independencia. Pero esa es otra historia. Aquí, se lo presenta como lo que fue, un realista inexpugnable.


El Bajío como enclave militar

Uno de los aportes más valiosos del libro es la reconstrucción del papel de Celaya como núcleo organizador de la contrainsurgencia, demostrando cómo la ciudad fue reconfigurada como cuartel general y punto de control de los caminos del Bajío. La presencia de Iturbide imprimió un sello militarista que marcó la vida cotidiana, las relaciones de poder y las estrategias de gobierno local.


Este control era militar y simbólico al se promoverse rituales públicos de lealtad al rey, se hostigaba a sospechosos de disidencia y se imponía una narrativa oficial que negaba legitimidad a cualquier intento de emancipación.


¿Por qué recordar al Iturbide realista? Porque sin esa etapa no se comprende la complejidad de su figura ni la ambigüedad del proceso independentista mexicano. No se busca desmitificar por simple oposición, sino enriquecer el relato nacional con una mirada más honesta, más incómoda, más humana. El Iturbide del Bajío es un rostro duro del régimen que intentó evitar la Independencia. Solo conociendo esa parte podemos dimensionar el giro posterior.

¿Quién fue Agustín de Iturbide antes del Plan de Iguala?

Antes de proclamarse libertador o consumador de la independencia, Agustín de Iturbide fue un comandante realista convencido, al servicio de la Corona española. Entre 1810 y 1816, destacó por su eficacia militar y su fidelidad al régimen borbónico. Combatió ferozmente a las tropas insurgentes, especialmente en el Bajío, donde reprimió con dureza los levantamientos populares. Su figura, durante este periodo, fue la de un militar disciplinado, enemigo declarado del movimiento insurgente y defensor del orden establecido. Esta etapa temprana de su trayectoria, muchas veces eclipsada por su protagonismo posterior en el Plan de Iguala, revela a un personaje que no dudó en emplear todos los recursos disponibles para sofocar la rebelión independentista.


¿Qué papel jugó Iturbide en Celaya y El Bajío?

Iturbide fue clave en la contención del avance insurgente en una de las zonas más conflictivas del virreinato. Su conocimiento del terreno, su relación con las élites locales y su capacidad de organización militar le permitieron montar una estructura de defensa eficaz que frenó temporalmente a los rebeldes. Fue responsable de implementar estrategias represivas, realizar campañas de limpieza de insurgentes y mantener el control político y económico en favor del régimen monárquico. Su actuación en Celaya y El Bajío consolidó su reputación como uno de los comandantes realistas más temidos del centro del país, y marcó una etapa decisiva en su ascenso dentro de la jerarquía militar.


¿Por qué es importante estudiar esta etapa de su vida?

Estudiar el periodo en el que Iturbide fue realista no es un ejercicio menor. Permite comprender la complejidad de su figura y desmontar lecturas simplificadas de su papel en la historia. Esta etapa revela a un operador eficaz, comprometido con la defensa del antiguo régimen. Solo a partir del conocimiento de su participación activa en la represión de los insurgentes se puede valorar críticamente el viraje político que dio años más tarde. Además, este enfoque histórico permite cuestionar las narrativas heroicas y entender la independencia como un proceso lleno de contradicciones, negociaciones y cambios de lealtad.


Agustín de Iturbide, un personaje de su tiempo

La historia de Agustín de Iturbide no puede comprenderse desde una visión reduccionista ni maniquea. Antes de proclamarse libertador, fue uno de los más firmes defensores de la monarquía española. En las tierras del Bajío, entre 1810 y 1816, consolidó un dominio militar que contuvo, castigó y contuvo a los insurgentes, en nombre del rey.


En Agustín de Iturbide en Celaya y el Bajío se estudia y analiza aprovechando una copiosa documentación a un personaje lleno de tensiones, fidelidades complejas y decisiones pragmáticas. Comprenderlo como realista es indispensable para entender lo que fue, lo que hizo… y lo que luego decidió abandonar. Si deseas adquirir esta obra en cualquiera de sus versiones, ya sea Kindle, pasta blanda o pasta dura, te invitamos a visitar Amazon y aprovechar todas sus ventajas.


Portada del libro Agustín de Iturbide en Celaya y El Bajío

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