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Cuando el pensamiento se volvió poder: el origen del constitucionalismo en Michoacán

  • Foto del escritor: Jesús Arroyo Cruz
    Jesús Arroyo Cruz
  • 14 nov
  • 4 Min. de lectura

El constitucionalismo en Michoacán no surgió por casualidad, fue el fruto de una mezcla explosiva de ideas audaces, tensiones sociales acumuladas y un entorno político que, tras décadas de crisis imperial, estaba listo para el cambio. En los salones ilustrados de Europa, la Francia enciclopédica cuestionaba el orden establecido mientras la Inglaterra industrial movía las bases económicas del mundo. Ese doble latido —ideas y mercado, crítica y técnica— llegó a la Nueva España como una brisa incómoda que removió certezas, despertó conciencias y abrió preguntas nuevas sobre libertad, ciudadanía y gobierno.


En este ambiente, una generación de pensadores y actores locales comenzó a mirar más allá de sus fronteras. Leían lo que podían, discutían lo que escuchaban y trataban de traducir a su propio contexto aquello que, desde lejos, redefinía la política occidental. Así, lo que comenzó como eco de debates europeos se convirtió en impulso interno, en una necesidad de renovar instituciones, de imaginar otro tipo de autoridad y de organizar un territorio que había sobrevivido a invasiones, desgastes y fracturas.


Este artículo reconstruye ese trayecto en el que el pensamiento se volvió poder, y ese poder —encarnado en la ciudadanía que despertaba y en los líderes que la interpretaron— terminó dando forma al primer Congreso Constituyente de Michoacán, una asamblea que transformó el aire de la época en un proyecto político concreto.


De las ideas ilustradas a la nueva ciudadanía

El cambio conceptual comenzó en las metrópolis europeas. Desde la Francia enciclopédica hasta la Inglaterra industrial, el siglo XIX vio emerger un doble epicentro de ideas que sacudieron el pensamiento tradicional. Los valores de libertad, ciudadanía, economía de mercado y soberanía popular hicieron mella en el mundo hispanoamericano.


En España, la invasión napoleónica aceleró ese proceso de ruptura. El antiguo sistema borbónico se resquebrajó y emergió la necesidad de nueva legislación y nuevos pactos políticos. En ese contexto, la conocida Constitución de Cádiz de 1812 fue un hito, que sirvió como antecedente para muchos modelos constitucionales hispanoamericanos.


En Michoacán, esas corrientes intelectuales se respiraban en el aire, en las tertulias, en los discursos de los ilustrados y más allá. Esa atmósfera fue decisiva para la gestación del constitucionalismo en Michoacán.


¿Qué papel jugó el Congreso Constituyente de Michoacán?

El Congreso Constituyente de Michoacán emergió en 1824 como la pieza clave donde se concretó ese nuevo orden político. Bajo la convocatoria del jefe político interino Antonio de Castro, se instaló el 6 de abril y comenzó una infatigable labor legislativa que llevó a la aprobación de la Constitución del Estado Libre y Federado de Michoacán el 19 de julio de 1825.


Ese Congreso no sólo redactó la ley fundamental; también incorporó el legado de la Constitución de Cádiz y adaptó el modelo liberal a la realidad michoacana, se suprimieron privilegios, se buscó igualdad ante la ley, se abrió paso al libre comercio y la participación ciudadana. Todo ello forma parte esencial del constitucionalismo en Michoacán, como lo explica a detalle José Antonio Martínez Álvarez en su disertación preliminar de las Actas y Decretos del Congreso Constituyente de Michoacán 1824-1825.


¿Qué es el constitucionalismo en Michoacán y cuándo comenzó?

El constitucionalismo en Michoacán hace referencia al proceso por el cual esta entidad adoptó un marco legal y político basado en principios liberales, ciudadanos y estatales. Su inicio formal se registra con la convocatoria electoral al Congreso Constituyente de Michoacán en 1824 y la Constitución que de él resultó en 1825. 


¿Cómo influyó la Constitución de Cádiz en el modelo constitucional de Michoacán?

La Constitución de Cádiz sirvió de molde para muchos estados de la antigua Nueva España. En Michoacán, el modelo gaditano inspiró la inclusión de libertades, la supresión de ciertos privilegios y la idea de ciudadanía. Esa influencia es una pieza central del constitucionalismo en Michoacán.


Clima político, tensiones y la transición del poder

El ambiente que rodeó el surgimiento del constitucionalismo en Michoacán estuvo cargado de tensiones: la crisis del absolutismo, la invasión napoleónica, las ideas de soberanía y libertad, la burguesía que emergía reclamando espacio. En Valladolid (hoy Morelia), esa mezcla se vivía en los pasillos del colegio, en los discursos del clero reformista y en los ayuntamientos que ya olían a cambio.


Cuando el Congreso Constituyente de Michoacán se instaló, lo hizo con esa carga histórica ya acumulada. No fue un acto aislado, fue la consumación de años de transformación intelectual, social y económica. Este es el origen del orden constitucional en Michoacán.


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El nacimiento de un nuevo régimen

El constitucionalismo en Michoacán fue una conquista intelectual y política que tomó forma en medio de crisis, debates y aspiraciones nuevas. Nació del choque entre viejos órdenes que se desmoronaban y nuevas ideas que viajaban desde Europa, cargadas de organización política, ciudadanía y libertad. Fue también el resultado de una tierra que aprendió a pensarse a sí misma, a imaginar estructuras propias y a organizar la administración estatal desde una visión más amplia y moderna.


En este camino, el Congreso Constituyente de Michoacán funcionó como un auténtico crisol. Allí se mezclaron los antecedentes gaditanos, las tensiones locales, la experiencia de la Diputación Provincial y la voluntad de una generación que entendió que gobernar significaba algo más que administrar: significaba construir reglas nuevas para una sociedad que despertaba. Aquellos legisladores transformaron un conjunto disperso de aspiraciones en un orden jurídico concreto, y dieron a Michoacán su primera arquitectura constitucional.


Comprender esta etapa no es un gesto de nostalgia: es reconocer el impulso que dio forma al liberalismo mexicano temprano, la fuerza con la que Michoacán decidió entrar al siglo XIX con instituciones nuevas y la convicción de que el pensamiento —cuando encuentra su momento— puede convertirse en poder transformador. Revisar este capítulo es volver al origen de muchas de las prácticas políticas que aún hoy definen la vida pública michoacana.


Este artículo ha sido escrito por Jesús Arroyo Cruz con base en fuentes históricas de los siglos XIX y XX. Nuestros contenidos están diseñados para aportar y acompañar en el camino del conocimiento.


Portada de las Actas y Decretos del Congreso Constituyente de Michoacán 1824-1825: Tomo II

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